martes, 9 de enero de 2018

CONSERVACION Y MANTENIMIENTO DE PLANTACIONES (PARTE II)

ABONADO
Las plantaciones deberán ser fertilizadas de acuerdo a unas necesidades demostradas, determinadas mediante un análisis de suelo o por síntomas visibles de deficiencias en las plantas.
Una fertilización sistemática sólo es recomendable en aquellas situaciones de suelos empobrecidos o muy lavados, o en plantas podadas severamente o recortadas, ya que un exceso de fertilizantes podría ocasionar problemas de fisiopatías además de contaminar las aguas freáticas.
En el caso de que sea preciso fertilizar, es preferible hacerlo con abonos orgánicos o bien con abonos químicos de liberación lenta. En algunos casos puede ser recomendable abonar las plantaciones con fertilizantes complejos ricos en microelementos.
Abono orgánico mediante estiércoles, preferiblemente de cuadra caballar, viejo y descompuesto.
Su procedencia será de defecaciones de origen animal, con el consiguiente proceso de fermentación.
Se efectuará sobre las superficies de tierra, no ocupadas por césped u otro tapizante que lo impida, incluso en los macizos de flor.
Al realizar las plantaciones anuales de flor, vivaces y arbustos, se aportará abono orgánico, a razón de 0,75 kg./m2. La superficie abonada se entrecavará con el fin y efecto de enterrar el abono.
En las plantaciones de árboles, deberá realizarse un aporte en el alcorque de 2-5 kg. de abono orgánico.
Abono químico mediante formulaciones adecuadas que se fijarán, en su caso, mediante análisis de los suelos. La superficie a fertilizar será la totalidad cubierta por vegetación (árboles, arbustos, vivaces, flor de temporada, etc.)
En ambos casos, esta operación será seguida de un entrecavado al objeto de enterrar el fertilizante químico.
Los parámetros que se deberán tener en cuenta en un programa de fertilización son:
- Formulación y tipo de fertilizante
- Dosis
- Frecuencia de aplicación
- Método de aplicación
- Zona de aplicación

Las dosis de fertilización se pueden calcular de acuerdo con las necesidades de cada planta, según las carencias detectadas en los análisis de suelos o foliares, para restituir el nivel de nutrientes adecuado a cada especie, al tamaño del ejemplar y al tipo de suelo y clima.

FUENTE: Apuntes de la asignatura de Jardinería del Grado de Ingeniería Agroalimentaria y Agroambiental de la UMH.

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